Cuando pensamos en reducir el consumo de azúcar, generalmente nos enfocamos en evitar los postres, pero muchas veces subestimamos el contenido de azúcar en las bebidas. Las bebidas azucaradas, como refrescos y jugos industriales, pueden contener una gran cantidad de este ingrediente en una forma más absorbible, lo que las hace particularmente engañosas para nuestra salud.
El problema principal es que el cuerpo procesa el azúcar en líquidos de manera distinta a cómo lo hace en los alimentos sólidos. Los líquidos suelen digerirse más rápido, lo que provoca picos en los niveles sanguíneos que pueden ser perjudiciales a largo plazo. Además, estas bebidas no generan la misma sensación de saciedad, lo cual contribuye a un consumo excesivo sin que nos demos cuenta.